Claves para lograr mejores retratos aprovechando la luz natural

Es muy habitual considerar que para conseguir buenas fotografías es necesario tener un gran equipo, y aunque es verdad que esto ayuda, en general no es necesario contar con muchos medios para obtener buenos resultados. Es el caso por ejemplo de los retratos, un campo en el que con medios modestos y sabiendo aprovechar la luz natural es más que suficiente.

De hecho la luz natural ofrece resultados más naturales e incluso ayuda a que nuestra relación con el retratado sea más fluida. Sobre todo en el caso de que queramos retratar a alguien que no es modelo profesional y que seguro se sentirá mucho menos intimidado que si se ve rodeado por un armamento de flashes. Por si fuera poco, la luz natural es mucho más barata y evita que tengamos que lidiar, o cargar, con complicados artilugios de iluminación artificial.

Así que dejemos de lado la idea del fotógrafo de retratos en un estudio con un equipo de flashes, paraguas y cajas de luz y aventurémonos a utilizar la luz natural aprovechando todas sus posibilidades, que son muchas. Por ello, en el siguiente artículo os vamos a contar cómo aprovechar la luz natural para hacer buenos retratos.

Obviamos un montón de consejos generales para lograr mejores retratos que sin embargo no nos resistimos a mencionar para que podáis repasarlos antes de meteros en faena. Aspectos como qué objetivo es el más adecuado para los retratos, cómo mejorar el fondo de este tipo de tomas o cómo lograr tener un buen trato con los modelos.

Por supuesto, tampoco está de más repasar algunos de los errores que se suelen cometer al abordar esta disciplina y no desechar la importancia de las manos en los retratos, porque no debemos olvidar que un retrato es algo más que la fotografía de una cara.

Conocer la luz
Sin duda la luz es uno de los aspectos más importantes para la fotografía de retrato por su crucial aportación tanto estética como psicológica. En el vídeo que os mostramos hace tiempo en esta entrada se ve muy claramente como los cambios de luz influyen notablemente en un rostro, por eso es necesario tener unas nociones previas sobre la luz, sus diversas formas y su manera de actuar en diferentes situaciones

Los cuatro puntos fundamentales que determinan cómo es la luz serían su calidad, su intensidad, su color y su dirección. Sobre lo primero, como sabéis en fotografía básicamente hablamos de dos tipos de luz, dura y difusa; es decir la que crea sombras bien definidas y elevados contrastes y la que hace justo lo contrario. Y por supuesto la luz natural puede presentarse de ambas maneras dependiendo de la situación.

En cuanto a la intensidad, no hace falta explicar en qué consiste pero sí conviene saber que, aunque nos pueda parecer que es un factor que no podemos controlar hablando de luz natural, por el contrario siempre podemos echar mano a recursos para ello. Por ejemplo recurriendo a un reflector (un elemento que nos permite añadir más luz para eliminar sombras aprovechando el reflejo de la luz natural) para aumentar la intensidad o, por el contrario, echando mano de algo que rebaje el nivel de luz (por ejemplo unas cortinas en interiores o algún elemento que dé sombra en exteriores).

Respecto a la temperatura de color, ya sabes que cada tipo de luz tiene una determinada dominante de color que afecta a la tonalidad de la imagen. En este caso hablamos de luz natural y por tanto con una tonalidad azulada en la mayor parte del día pero que en las primeras o últimas horas del día se vuelve anaranjada. Eso sin contar que en interiores la luz que llega puede verse adulterada por los elementos del entorno y ofrecer tonalidades diferentes ya que, como sabéis, el color no es una característica propia de los objetos sino que depende de otras variables.

Por último, la dirección de la luz se refiere a la trayectoria que sigue ésta y puede ser frontal, lateral, trasera, cenital o nadir. Su incidencia es crucial ya que permite reforzar o suavizar las formas y el volumen de los objetos fotografiados. La luz frontal minimiza el volumen y las sombras, mientras que, por el contrario, la luz lateral y trasera acentúan las sombras y las texturas y definen el contorno de los objetos. La luz trasera en concreto permite lograr siluetas y efectos como el aura alrededor de la figura, pero por contra atenúa el color del sujeto fotografiado.

La luz cenital, por su parte, es la que incide desde arriba y por tanto es la típica del sol. Y aunque ayuda a crear profundidad, ya que nos permite separar los objetos del primer plano del fondo, si es muy dura puede crear sombras muy fuertes en los ojos que estropeen los retratos. Por último, la luz nadir es justo la contraria a la cenital, es decir la que ilumina los objetos desde abajo. Se trata de una iluminación que produce sombras bastante extrañas pero como es muy poco frecuente en la naturaleza apenas deberemos preocuparnos de ella.

Hablando de luz natural, no es raro pensar que este tipo de iluminación solo la encontramos en exteriores, es decir en la calle o en el campo, pero por supuesto no debemos olvidarnos de los interiores, donde las ventanas y ventanales dan paso a una luz que puede dar muy buenos resultados.

Así, aunque la luz natural no sea tan controlable como la artificial, conociendo sus variables siempre podemos aprovecharla para nuestros propósitos. Además, que utilicemos solo luz natural no significa que vayamos a desechar el apoyo de ciertos elementos como son los reflectores que antes citábamos o alguna clase de difusores.

Cómo aprovechar luz natural: Exteriores

A la hora de trabajar con luz natural, está claro que las propiedades que hemos apuntado tienen una relación muy estrecha con la situación concreta que elijamos y las horas del día. Como sabréis, si hablamos de exteriores, sin duda tenemos en nuestra mano aprovechar la iluminación que proporciona el sol pero que tiene unas características muy concretas.

Durante la mayor parte de los días soleados su luz es muy dura y llega de forma cenital, lo que no suele ser muy adecuado para retratos porque provoca sombras en ese elemento tan importante en un retrato como son los ojos. Sin embargo en las primeras horas del día y al atardecer su luz es bastante más suave y cálida y en días nublados la luz del sol llega de una forma mucho más difusa y con unas tonalidades más frías.

Por supuesto la elección de un tipo de luz u otro es algo muy personal y dependerá sobre todo del objetivo que queramos lograr con nuestra foto. Está claro que hacer un retrato con luz dura no es lo mejor para sacar “guapo” al modelo pero ¿quién dijo que en eso consiste hacer un retrato? Muy al contrario, la capacidad de expresión del fotógrafo debería estar por encima de todo.

En cualquier caso, está claro que la mejor luz para los retratos normalmente es la luz difusa, y por eso hay una serie de lugares y momentos que suelen ser más propicios para ello. Por supuesto en los días nublados, cuando las nubes actúan como difusor y proporcionan una luz muy suave. Pero ¿y si el día es soleado?

Pues siempre podemos recurrir a sitios como el porche de un edificio, debajo de un puente o a la sombra de un árbol. En todos estos sitios, si el día es soleado, lograrás una buena iluminación pero con una suavidad imposible a pleno sol y encima puede que obtengas un fondo atractivo para la instantánea.

Si no podemos refugiarnos en uno de estos sitios hay otros recursos más modestos como utilizar una sombrilla o un paraguas, quizá haciendo que este elemento forma parte del retrato o simplemente usándolo como difusor de la luz, y siempre teniendo cuidado con el color del elemento en cuestión. Otro elemento similar que podemos usar es un gorro o sombrero de ala ancha que evite que la luz directa incida sobre el rostro del modelo.

Todos estos consejos pueden ser muy útiles para lograr una iluminación difusa a pleno sol, pero si nos encontramos en uno de esos momentos mágicos del atardecer o el amanecer seguramente será un buen momento para aprovechar la luz directa de esas horas. Una luz algo más suave que incide lateralmente y tiene un tono muy cálido que suele ser muy atractivo en los retratos.

Cómo aprovechar luz natural: Interiores


Por lo que se refiere a los interiores, lógicamente hablamos de utilizar la luz que entra por las ventanas del lugar en que nos encontremos, así que en buena parte dependerá de lo grande que sea la ventana elegida y su orientación. Ten en cuenta que no es lo mismo una ventana en la que el sol incida directamente que una mirando al norte. Así, la luz que entra puede ser dura o difusa, aunque en el primer caso no será complicado difuminarla con algún elemento como una cortina o un papel de seda.

Más importante aún en este caso es tener en cuenta que la intensidad de la luz que llega desde las ventanas suele disminuir rápidamente al entrar en la habitación. Así, aunque nuestro ojo nos engaña y nos hace parecer que toda la estancia tiene una iluminación similar, la cantidad de luz que entra disminuye rápidamente a medida que los objetos se alejan de la ventana. Así, para aprovechar bien su luz normalmente tendremos que acercarnos bastante a ella, y para paliar los fuertes contrastes que pueden producirse en los rostros (y que quizá a simple vista no aprecies) siempre se puede recurrir al uso de un reflector.

Y con esto hemos acabado esperando que nuestros consejos hayan sido útiles y emplazando a nuestros lectores a que nos ofrezcan sus propias recomendaciones al respecto.

Autor: ÓSCAR CONDÉS

Fuente: https://www.xatakafoto.com/trucos-y-consejos/claves-para-lograr-mejores-retratos-aprovechando-la-luz-natural

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2 comentarios

  1. Mauricio
    12 abril, 2020
    Responder

    Gracias por la información es muy bueno saber como aprovechar la luz natural para nuestras fotos

  2. Macarena
    12 abril, 2020
    Responder

    Gracias por la información me encantan estas noticias

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