La mutabilidad de la tipografía

La tipografía es la encarnación concreta del lenguaje escrito. Un tipo se comunica a través de sus trazos, sus proporciones y su peso visual. Los caracteres se agrupan en columnas, retículas, titulares, textos, párrafos, listas; elementos gráficos que, a su vez, aportan una presencia visual. Pero ¿qué ocurre cuando la tipografía se desembaraza de su condición fija y estática y se hace virtual? ¿Qué pasa cuando los lectores pueden alterar los parámetros de la representación visual según sus necesidades y sus preferencias? Se hace estas preguntas Ellen Lupton en el prólogo del libro Tipografía en pantalla (Gustavo Gili).

Lupton es diseñadora gráfica, profesora y comisaria de diseño contemporáneo en el Cooper-Hewitt National Design Museum de Nueva York. Es también directora del Center for Design Thinking y del posgrado de Diseño Gráfico del Maryland Institute College of Art. Autora de una numerosa obra divulgativa sobre diseño, entre sus libros se encuentran Pensar con tipos (2011), Intuición, acción, creación. Graphic Design Thinking (2015) y Diseño gráfico: nuevos fundamentos (2016), todos ellos publicados por la Editorial Gustavo Gili.

La tipografía es una disciplina histórica que cuenta con abundantes y rigurosas normas para su correcto ejercicio. ¿Cómo puede el diseñador controlar esos principios y garantizar la calidad tipográfica de sus composiciones? Esta es una de las preguntas que este manual al uso puede orientar e incluso responder a esa incógnita de la que el diseño gráfico y el tipográfico va avanzando a pasados agigantados para no quedarse atrás en una evolución tecnológica que va a pasado agigantados.

Un libro que expone herramientas pero también invita al diseñador a pararse y ver en qué punto se puede encontrar ante este avance tecnológico, y cómo poder subirse al tren del diseño digital de un mundo gráfico que se presenta abierto a inmensas posibilidades visuales. «Dedicado al examen de algunos principios nuevos del diseño surgidos de las necesidades de la comunicación a través de la pantalla, pero que se sigue bebiendo, a la vez, de una tradición de forma y función que cuenta con centenares de años de evolución. La tipografía siempre ha respondido a las nuevas tecnologías y a los nuevos públicos lectores. Los grandes diseñadores de tipos, desde Johannes Gutenberg en el siglo XV hasta Peter Bil’ak en la actualidad, han ido forjando nuevos recursos técnicos y nuevos modelos de negocio además de nuevas formas visuales. La tipografía está en constante movimiento… Y ahora más que nunca».

En muchos proyectos gráficos parece que los cosas más fáciles es la de la elección tipográfica, pero esto no es así, «escoger un tipo puede ser una tarea ardua que nos resultará más fácil si comprendemos cómo afectan las proporciones de las letras a su impacto visual y en qué lugar de la amplia historia de la tipografía encaja el diseño de un tipo determinado. Muchos de los tipos que empleamos hoy están basados en diseños creados hace cientos de años. Los tipos clásicos con remates o serifas que empezaron a usarse en el siglo XV imitaban las formas que tenían las letras que los precedieron: la escritura manuscrita y las letras talladas en piedra. En el siglo XIX, los impresores crearon algunos diseños más osados —los tipos de palo seco— para dar respuesta a las necesidades de la publicidad comercial. Por su parte, los tipos egipcios —que aparecieron también en el siglo XIX— tienen unos terminales macizos y geométricos que llegan a adquirir tanta presencia y peso como los trazos principales de las letras. En la web se han usado mucho las fuentes de estilo egipcio porque combinan rasgos de los tipos con serifas y de los de palo seco, funcionan en pesos finos y gruesos y soportan bien los rigores del rasterizado».

El diseñador juega un papel muy importante en el proceso de construcción gráfica, ya sea empleando elementos visuales como los tipográficos, ya que mediante el uso de estos ayuda a señalar a través de los tipos los distintos niveles de información, facilitando así la lectura por el documento a su propio ritmo, como escogiendo el contenido en el que desee detenerse.

La experiencia de la lectura nunca ha sido uniforme: puede ser rápida, lenta, concentrada, distraída, pública o privada, impresa y ahora digital. Hoy en día, los lectores pretenden controlar no solo todo aquello que leen, sino cómo, cuándo, dónde, y en qué medio o soporte hacerlo. Por tanto, los libros nunca han sido algo estáticos e inmutables: «los monjes medievales creaban copias únicas que estaban plagadas de errores. La revolución tipográfica de Gutenberg pretendió uniformar y manufacturar el texto produciéndolo en serie, pero incluso después de la aparición de la industria editorial moderna el libro ha seguido siendo un objeto mudable.

En definitiva, después de la primera edición de Tipografía en pantallaallá por el 2015, han pasado ya unos cuatro años donde hemos seguido evolucionando en el diseño y en la forma de consumir lecturas mediante nuestros dispositivos electrónicos, apareciendo figuras en la comunicación gráfica como el diseño responsive para móviles y tabletas, el diseñador de interfaces y el diseñador de experiencia de usuario que se suman así al proceso de disponer la información ante el lector de la forma más eficaz y entendible posible. Por lo que cualquier tipo de conocimiento como este libro -que actualmente se ha dejado de editar en español-, si tenéis ocasión de poder mirarlo en una biblioteca, merece la pena para iniciarse en el entorno del diseño gráfico digital.

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Fuente: https://abcblogs.abc.es/fahrenheit-451/libros/la-mutabilidad-de-la-tipografia.html

Autor: Pablo Delgado.

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2 comentarios

  1. Marci Evans
    16 febrero, 2019
    Responder

    Que interesante esto de las letras.

  2. gonzalo jose
    16 febrero, 2019
    Responder

    Fascinante.

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